martes, 22 de febrero de 2011

Requiem por un bigote


Hace varios años, me encontré caminando por la calles de Nueva York.
La ciudad es hermosa como todos dicen, hay gente de todas partes, italianos, mexicanos, ingleses, judíos, negros, blancos, latinos, aliens, chilangos... en fin: de todo.

Los rascacielos de la ciudad son increíbles, grandes edificios que, cuando caminas por la calle, te cubren del mundo exterior. Es una ciudad bellísima.

Pero debo decir, que lo más importante que me encontré ahí, queridos amantes del bigote, son los diferentes tipos de mostachos que la gente porta mientras camina en la calle. Pero claro que es evidente que en una de las ciudades donde la moda es lo más importante, tendríamos que tener una gran variedad de estilos de personas que portan grandes, bellos y estéticos mostachos.

Pasaron semanas y me di cuenta que mi fascinación por la ciudad no era realmente por el gran parque central ni por la dama que recibe a los inmigrantes afuera de la ciudad, mi fascinación por la ciudad - y la razón por la que me quedé demasiado tiempo-, era por la cantidad de camaradas, hermanos, soñadores y amantes del bello facial me topaba en la calle.

Durante varias semanas, el punto alto de mi día era cuando tomaba mi rutinaria caminata nocturna por Broadway, ahí encontraba una gran cantidad de mostachos felices, de personas llenas de sueños, esperanzas y emociones que reflejaban con un bigote épico. Y fue en una de esas caminatas que me encontré con Darren.

El asunto con Darren es raro. Lo considero mi amigo casi todo el tiempo, pero hay épocas cuando no me simpatiza tanto. Me explicaré después.

Encontré a Darren caminando por la calle donde las luces de las marquesinas prometían convertir esa noche en una que jamás olvidaría, Darren estaba con la que en ese momento era su pareja, Rachel. Los dos me saludaron, galantemente él hizo notar lo que es más que notorio y evidente: que mi bigote es hermoso. Yo asentí y reconocí que el caballero de cabello negro y barba poblada tendría un hermoso bigote si se quitara el resto de vello que lo opacaba. Los dos rieron y me invitaron a tomar unos tragos.

Pasamos toda la noche hablando de cine y bigotes. De la relación estrecha que los dos tienen y de cómo el cine en países menos desarrollados mejoraría si los realizadores decidieran rendirse ante la idea de un mostacho envidiable. Concordamos en que así podrían vender sus proyectos y el cine crecería con mayores oportunidades para jóvenes realizadores que demostraran su buen gusto con la presencia de un fiel compañero debajo de la nariz y arriba de la boca.

En la plática salió a colación que él y su mujer dedicaban su vida al celuloide. Él era director y ella actriz. Pero entonces Darren me confesó una verdad aterradora: me platicó de su cábala fílmica. Me dijo que mientras estaba la producción de la obra que realizaba en ese momento, él se dejaba crecer la barba y el bigote, para terminar con la vida de los desdichados camaradas cuando la filmación terminaba. No supe qué decir, estaba sorprendido de saber que un tipo tan genial y chévere pudiera convertirse en un simplón cualquiera cuando su producción terminaba.

Me fui inmediatamente del lugar, le dije que a pesar que era un buen tipo y su mujer - además de guapa -, era muy agraciada en las artes de la conversación, no podía seguir compartiendo unas cervezas con una personas tan hipócrita.

Pasaron un par de semanas más, la depresión que me aquejaba era tal que estuve a punto de rasurar a mi fiel compañero. Dejé de caminar alrededor de la ciudad, dejé de imaginar a la estatua de la libertad con bigote, estaba en un muy mal estado.

Decidí que mi viaje terminaría pronto, que regresaría a mi ciudad de origen y mandaría está bitácora al diablo. Pero entonces vi la televisión, era una visión gloriosa. Ahí estaban los dos, Darren y Rachel, Darren estaba hablando del proceso difícil que era filmar una película, hablaba de muchas cosas sin importancia realmente, pero lo que realmente me sorprendió fue ver el cambio en él. Había perdido esa barba que removía la atención de su mostacho, pero de él no prescindió. En la entrevista hablaba de una noche donde había conocido a alguien muy especial que lo había ayudado a cambiar su vida.

Me sentí conmovido, no pueden imaginar cuanto. No lo volví a ver desde ese momento, pero meses después, cuando caminaba por la calles de Madrid al lado de mi buen amigo Javier, vi el espectacular de la nueva película de Darren. Supe inmediatamente que la película era para mi, sobre mi, sobre mi vida y mis luchas. Sabía que era la manera de Darren de pedirme perdón, de decir que tenía razón. La película se llama El Luchador. A fuerza de ser sincero: nunca la vi, tampoco a Darren. Supe hace poco que está nominado a unos premios, supe que se separó de Rachel y que siguen siendo amigos.

Me despido nostálgico, amigos míos, recordando que la vida, efectivamente, es mejor con bigote.

lunes, 19 de julio de 2010

Bigotes en México

Para todos aquellos amantes del bigote, fanáticos de los records, encariñados con el tequila, envio este enlace por si hoy amanecieron con ganas de ser parte de la historia, de ser inmortales, de vivir por siempre en el corazón de los bigotes y de la gente.

Los exhorto a ayudar a los compañeros que han hecho de esta página, una honorable y encomiable forma de vida.

Bigotes.mx

Iñigo Montoya


No hay mucho que decir de este vengativo y mostachon personaje que protagonizó la película de Rob Reiner: The princess bride.

"Hello, my name is Iñigo Montoya, you killed my father, prepare to die."



La vida, con venganza incluida, es mejor con bigote.

J

Myth Mustache


Los televidentes asiduos al zapping o a los programas educativos y al canal Discovery Chanel, deben saber quienes son los Cazadores de mitos. Este programa empezó a principios del 2003, y su dinámica se basa en dos locos, osados, e intelectuales expertos en efectos especiales, que usan sus pocos conocimientos científicos, pero su gran amor por el caos, para comprobar o eliminar diferentes y famosos mitos, rumores o escenas de películas.

El lunático par, ha probado teorias que van desde la capacidad de los senos de silicona para resistir alturas de más de quice mil pies sin reventar, hasta la posibilidad de un auto para explotar en caso de recibir un impacto de bala en el tanque de gasolina. Son estos dos personajes, miembros de la historia televisa contemporanea, sin mencionar que son grandes amigos y orgullosos portadores de grandes mostachos.

Sin dejar al buen Adam Savage de lado, esta entrada pretende resaltar el valor, la osadia, el optmismo y caballerosidad de Jaime Hyneman, cuyo bigote es el protagonista más importante de sus hazañas.

Jaime y yo nos conocimos a mediados del 2003, su popularidad había crecido aún más que su mostacho. Juntos, nos propusimos a probar el mito que contaba que su bigote podria derrotar a Blendo, el robot que él mismo había diseñado para el programa Robot Wars.

Este episodio jamás salió al aire por su alto contenido de violencia y sangre, principalmente de Blendo, quien después de resistir tres horas de una batalla sin cuartel, cedió ante el poder inigualable del bigote científico.

Grandes historias y mitos nos han alejado y acercado a través de los años, sin embargo, Jaime y Adam siempre nos hemos mantenido al tanto de lo que hacemos. En la siguiente temporada, después de la sugerencia de este su humilde colector de historias bigotiles, se ha decidido que los cazadores probaran la teoria que versa sobre una batalla que se dio entre Jaime y el desbigotado y pusilanime Wolverine, en la que se dice que cuando el superheroe intentó cortar el bigote de Jaime con una de sus poderosas garras de adamantium, estas se rompieron y él salió corriendo. En este episodio, se recrearán unas nuevas garras de este metal irrompible y se probará su resistencia contra el mítico bigote de la ciencia.

Esperemos que los abogados del hombre X no logren cortar tan valeoroso intento, sin embargo, yo los mantendré informados, amigos y lectores de esta bitácora.

Me despido ahora recordándoles que la vida, aún con los mitos todavía no resueltos, es mejor con bigote.

J

miércoles, 30 de junio de 2010

Cara de Bigote


y quién es ese de ahí? - preguntan incautos los observadores.
El mejor bigote de la animación - respondo seguro.
Soy papa casada - dice él.

martes, 18 de mayo de 2010

La Moustache


Debo confesar, amigos cinéfilos del bigote, que no he visto esta película, pero es evidente el por qué de la recomendación. Seguro es la mejor película del año.
La Moustache (2005)

Seguro que la vida, en francés, es mejor con bigote.

J

Bicolor

Saludos amigos amantes de la música y el bigote,

Hace una semana, estuve en una fiesta a la que seguramente muchos de ustedes quisieran haber asistido. Mis viajes me llevaron, después de varios vuelos, paseos en globo y barco, a la ciudad de Buenos Aires, donde, por mi llegada, se organizó una reunión con mis más queridos y cercanos amigos del mundo de la música argentina.

A la fiesta asistieron mis grandes "compadres" (como en México les dicen) Andrés Calamaro, Rodolfo Paez, Pedro Aznar, Ariel Rot, Leon Gieco, Gustavo Cerati y varios más. Ellos, como ustedes deben saber, son grandes asiduos al bigote (a pesar que muchos de ellos nunca lo hayan portado, o lo hayan hecho por poco tiempo) y a esta bitácora. Entre copas y risas, estuvimos platicando varias historias del pasado, Andrelo nos contaba cuando andaba de gira con Los Rodriguez, Fito nos decia que Sabina es mejor tipo que compositor (algo que desató un pequeño debate), y los demás contaban de la música que en realidad escuchan cuando están en el camino (si, Gustavo, ahora todos sabemos de Fanny Lu).

Pero después de muchas historias de bigotes y guitarras, nos dimos cuenta de algo, llegamos a la conclusión que había alguien que no estaba en la reunión era la causa que estuviéramos todos juntos. Este bigote que no estaba en la reunión, era el que Charly Garcia siempre ostentadba con orgullo y con dos colores diferentes.

En México es muy común que los niños asistan a la primaria apoyados por sus útiles escolares, sus esperanzas en poder crecer un fiel amigo mostacho, y un bicolor. Este es un lapiz cuya mitad es de color rojo y la segunda mitad, azul. Todos los lectores en México entenderán el por qué de esta similitud, pues el compañero fiel de Charly, es mitad rubio y mitad negro. Sello que siempre lo caracterizó.

Las siguientes horas de nuestras conversaciones corrieron a favor de Charly, recordando viejas anécdotas y nuevos pensamientos, todos reconociamos que no seriamos nada en la vida de no ser por él.

Recordamos cuando fue expulsado de Colombia por referirse a su país como "Cocalombia". Yo platiqué haber visto a Charly decirle a Springsteen, en Buenos Aires, "Aquí el jefe soy yo", momentos antes de tocar al lado del jefe, Sting y Peter Gabriel. Recordamos cuando aventó y lesionó a Bjork que, en un concierto, quizo acercarse a él.

Horas estuvimos escuchando sus canciones, Canción para mi muerte, Los Dinosaurios, Alguíen en el mundo piensa en mi, fueron algunas de las piezas favoritas y más escuchadas. Andrelo me recordó el que yo fuera el causante de que sus seguidores (incluyendonos a mi bigote y a mi) nos refiriéramos como sus "aliados". Todos recordamos aquellas veces cuando tocamos con él o cuando colaboró con nuestros discos.

Charly era un hombre polémico, genial en la música pero dificil ante los ojos de los otros bigotes que siempre lo perdonamos por ser un genio. Sus agrupaciones Sui Generis y La máquia de hacer pájaros serán siempre dos de las bandas más importantes del rock argentino. Influenciado por Los Beatles, Dylan, Los Rolling Stones y Procul Harum, Charly se movia en los ritmos del pop con sintetizador y un pianos que los guiaba a todos. Al lado de Spinetta, siempre serán considerados como los padres del rock.

Pero principalmente, recordamos aquel mostacho, aquel bigote que rebazaba todos los límites establecidos, aquel bigote de dos colores que sólo podria ser portado por alguien con ese espíritu rebelde, con esa alma libre y ese sentido de hedonismo perpetuo. Todos sabíamos que nadie más en este mundo podria portar tal adorno, y que nadie más podría ser como él.

Esa noche terminó con un común sentimiento de nostalgia, melancolia y un poco de dolor. Recordamos que esos tiempos no volverian, que ese mismo personaje rebelde, polémico y genio musical, no sería más el que estuvo con nosotros, ni nosotros seriamos los mismos, cada uno seguiria el camino en el que estábamos. Antes de irnos, decidimos hacer un homenaje a este gran personaje y claro, a su estimulante y liberado bigote. Tomamos nuestros instrumentos e hicimos un pequeño palomazo en su honor.

A continuación les dejó imágenes del mencionado bigote y su portador, y abajo, una de las canciones que mejor describen la velada. Interpretada por el mismo Charly y su bigote.

Con nostalgia me despido recordando que la vida, efectivamente, es mejor con bigote.
Y Charly, alguien en el mundo piensa en ti.
Life is better with mustache.

J